Para mantener el orden jurídico y garantizar los derechos de los ciudadanos, es necesario que la sentencia que surge de un proceso quede en firme. Sin esta especial calidad del fallo jamás tendrían certeza las relaciones jurídicas definidas judicialmente, puesto que, si la sentencia dictada en un proceso de dicha calidad se pudiera revisar con acto posterior, la de este en otro y así sucesivamente sin tener un límite, se viviría la incertidumbre en cuanto a lo que ya fue juzgado. Esto es una necesidad política que los procesos decidan definitivamente que se cierren, en determinado momento, la discusión sobre un conflicto de intereses que previamente ha sido decidido. Así las cosas, los legisladores han consagrado el principio de cosa juzgada con el fin de darle una finalización al proceso, siendo lo lógico dentro del trámite procesal.
Dr. Alejandra Rodríguez Espinosa
