El derecho humano fundamental de reunión pacífica permite a las personas expresarse colectivamente y participar en el desarrollo de su sociedad. Indicado esto, es importante tener en cuenta la capacidad de las personas para ejercer su autonomía individual en solidaridad con los demás. Ahora bien, se debe tener en cuenta que las reuniones pacíficas pueden desempeñar un papel fundamental al permitir a los participantes presentar ideas y metas a las qué aspirar, y determinar el grado de apoyo u oposición de las mismas. Es por ello que lo anterior se encuentra en artículo 21 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en donde se consagra de la siguiente forma: “se reconoce el derecho de reunión pacífica”.
Es importante saber que el reconocimiento del derecho de reunión pacífica obliga a los Estados partes a respetar y garantizar su ejercicio sin discriminación alguna o fuerza violenta. Lo anterior se deberá permitir sin generar ningún tipo de injerencias injustificadas sobre los actores, facilitando el ejercicio del derecho y protegiendo a las personas que están participando.