En nuestro régimen colombiano, tenemos que esta figura es un contrato por medio del cual se pueden transferir bienes que pueden ser catalogados como muebles e inmuebles, el cual funciona estableciendo un término o condición para que luego de cumplido se transfiera al beneficiario asignado, el cual debió quedar en el documento correspondiente.
Este contrato debe elevarse a escritura pública y debe realizarse dicho directamente ante una notaria que haga parte del círculo notarial en donde se encuentra domiciliado. Generalmente, es una figura que es utilizada para asignar algún bien a hijos, quienes son beneficiarios sin la necesidad de impetrar el inicio de un proceso de sucesión o, en su defecto, sin requerir previamente establecer un testamento. Es por lo anterior que es una figura que al día de hoy ha tomado relevancia, por cuanto se respeta la última voluntad de quien se encuentra ejecutando y suscribiendo dicho documento.
Así las cosas, en caso de requerir mayor información de la forma en que se realiza dicho trámite, deberá realizarse el correspondiente contrato de fiducia y radicarlo ante la notaria para su estudio y aprobación. Una vez realizado este, será solemnizado por escritura pública y con base en esto, una vez finalice el suscribiente, podrá asignarse a quienes determine el documento.
