El contrato de consignación es aquella figura jurídica de carácter comercial que se encuentra regulado dentro de la normatividad comercial, su finalidad se mantiene en que una persona jurídica o persona natural entrega a otra mercancía, bienes u objetos para que esta última se encargue de su respectiva comercialización. Esta figura tiene ciertas similitudes con el contrato de corretaje. Como se manifestó anteriormente, encontramos la regulación legal en el Código de Comercio, en su artículo 1377, en donde se manifiesta que entre las partes, entendiéndose como consignante y consignatario, subsiste una obligación de comercializar y vender los artículos que la otra ponga a su disposición, con la finalidad de que se remunere según lo pactado inicialmente en el contrato.
Entendemos que dentro de la relación comercial existen dos partes, por un lado, el consignante, quien es la persona o figura, quien es dueña del objeto o mercancía que entrega en consignación y por el otro, el consignatario, quien es la figura que recibe estos objetos y se encarga de su comercialización, partiendo del hecho que las dos partes se obligan a lo pactado dentro del contrato, acorde a la normatividad civil.
Así las cosas, esta figura jurídica no es de carácter gratuito u oneroso, su remuneración deberá ser pactada inicialmente, de manera que el consignatario tendrá el derecho a la respectiva remuneración por los objetos que reciba en consignación. Se puede establecer desde una comisión sobre la venta o un mayor valor sobre el precio estipulado por el consignante, de conformidad a lo que las partes acuerden.
