Es importante establecer que las herramientas digitales, hace varios años, nos generaban cierta incertidumbre a la hora de ser implementadas en las tareas más simples de nuestra empresa (realizar cálculos, generar mensajes para nuestros clientes, notificar a los trabajadores de sus pendientes, etc.). Sin embargo, podemos observar que hoy en día, cualquier herramienta digital es un gran complemento para realizar algunas de las tareas mencionadas. Surge, sin embargo, un interrogante: ¿Hasta qué punto nos pueden ayudar estas tecnologías?
Esta interrogante se puede contestar desde el punto de vista del avance tecnológico que hemos tenido en la última década, donde se han desarrollado todas aquellas informaciones que posee la humanidad y más allá de ello, hemos desarrollado inteligencia artificial (que por sí sola, al momento, es capaz de navegar a través de extensas bases de datos), herramientas para el cálculo masivo de información financiera, creación de archivos digitales para almacenamiento de información de diversas índoles, etc.
La aplicación de estas herramientas siempre será discrecional, tomando en consideración los factores de empleamiento del capital humano, labores a realizar y cuánto podemos fiarnos de las herramientas inteligentes. Todo lo anterior es un factor decisivo ante el inminente desarrollo de nuevas herramientas a diario, y cómo pueden simplificar las labores para mejorar los tiempos de respuesta a las operaciones a realizar.
La respuesta a la lectura de este predicamento es bastante extensa, pero siempre conlleva generar nuevas propuestas, para adecuar las plazas de trabajo, las actividades que realiza siempre la empresa, buscando de esta manera mantener a la empresa de la mano de los avances científicos y los procedimientos en la búsqueda de una mayor productividad para la misma.