Cuando nos referimos a déficit fiscal hablamos del resultado de una operación aritmética esto puesto que se considera como déficit a la diferencia negativa entre los ingresos y los egresos públicos en un cierto plazo determinado, su cálculo permite determinar la situación económica del estado de un país que es normalmente expresada en términos de porcentaje sobre el producto interno bruto (PIB) de ese mismo año. El hecho de que la diferencia sea negativa implica que los ingresos corrientes del fisco son inferiores a los gastos por tanto se entra en la situación considerada como “déficit”, sin embargo, algunos consideran que esta no es una situación siempre desfavorable, al respecto Keynes considera que el déficit fiscal es adecuado en épocas de guerra o de gran emergencia nacional, además de ser útil para amortiguar los ciclos económicos atenuándolos con otros instrumentos como la recesión o la inflación.
Hoy día por las condiciones globales en la mayoría de los países la regla general es que exista déficit pues las necesidades de los ciudadanos superan la capacidad del estado aunado a los problemas de inequidad en la distribución de la riqueza que también es regla general en el mundo por tanto se considera excepcional los casos en que no exista déficit fiscal, esta situación se presenta porque los ingresos crecen más lentamente que los gastos públicos que aumentan de forma desordenada e ineficiente.
