El contrato realidad es la figura por medio de la cual se da prioridad a la primacía a la realidad por sobre lo pactado dentro de un contrato, permitiendo de esta manera que vínculos que inicialmente se catalogaban como civiles sean reconocidos como laborales al configurarse el cumplimiento de diferentes requisitos, como lo son la subordinación, cumplimiento de un horario y prestación del servicio de carácter personal.
Sin embargo, el contrato realidad también se desarrolla en contratos propiamente laborales, motivado bajo la figura de “condición más beneficiosa” donde pese a que la persona ya tiene un vínculo laboral se le reconocerán mejores condiciones cuando la realidad permita que esta modificación se de. El ejemplo más claro de esta figura se da en el contrato de obra o labor, donde si bien el contrato es laboral tiene una condición especial que no lo hace tan beneficioso.
En ese caso, entonces, si la labor se extiende, se presentan situaciones donde en relación a la primacía de la realidad se puede hablar de otra figura laboral, por condición más beneficiosa el trabajador tendrá derecho a que se le reconozca la nueva figura como contrato a término indefinido.
