La prescripción es una figura jurídica que permite consolidar a través del tiempo situaciones de hecho. En ese sentido, se adquieren derechos reales, por la posesión ejercida durante cierto lapso de tiempo y bajo las condiciones exigidas por la normatividad vigente, o bien, se extinguen derechos u obligaciones por paso del tiempo, conforme la acción o inacción del sujeto.
Cuando un comunero, persona que posee en comunidad un bien, ejerce posesión sobre un bien proindiviso, es decir, que la desempeña de manera exclusiva, personal, autónoma e independiente, respecto de los demás copropietarios, se configura la prescripción adquisitiva de dominio en favor del comunero que ostenta la posesión del inmueble. Esto es, la propiedad plena y absoluta de la cosa sobre la cual recae el derecho.
Conforme lo anterior, es dable considerar la conducta posesoria del comunero, esto es, contraponer los derechos que tiene la comunidad sobre el inmueble en cuestión. En ese orden, el comunero puede prescribir contra los demás cuando su posesión sea exclusiva, es decir, sin el consentimiento de los derechos de los copropietarios. Además de explotar económicamente el bien de manera individual, esto es, sin la autorización previa de la comunidad.
En efecto, este precepto afirma que la prescripción debe ser extraordinaria porque se desconoce la presencia de los derechos de los demás comuneros, o sea, el dominio ajeno de los demás comuneros y, por lo tanto, se estaría incurriendo en mala fe, al configurarse como una posesión exclusiva.
