Como primer aspecto, debemos definir que es el contrato de corretaje. Al respecto, el artículo 1340 el Código de Comercio define el corretaje como:
«Se llama corredor a la persona que, por su especial conocimiento de los mercados, se ocupa como agente intermediario en la tarea de poner en relación con dos o más personas, con el fin de que celebren un negocio comercial, sin estar vinculado a las partes por relaciones de colaboración, dependencia, mandato o representación.»
En ese orden de ideas, el correaje es una figura comercial que busca la intervención de una persona con el fin de que se celebre un negocio comercial, entre una o varias personas o empresas, por tanto, el fin del corredor es que sirva como negociador recibiendo como contraprestación un porcentaje de ganancia pactada por las partes.
Este tipo de contratos muy a menudo tienden a ser confundidos con los contratos de comisión, sin embargo, es importante establecer que en este último el comisionista actúa en nombre propio, es decir, los negocios que le encomendó el comitente (contratante) los ejecuta en nombre propio y no en calidad de intermediario. Ahora bien, frente al contrato de corretaje, el corredor solo actúa para acercar a las partes con la finalidad de que estas celebren un negocio en particular, por tanto, se podría decir que el corredor es un facilitador de las relaciones entre comerciantes, ya que su función principal es ponerlos en contacto para la celebración de negocios en un determinado nicho de mercado.
