Según el artículo 1771 de nuestro Código Civil Colombiano, establece inicialmente que las capitulaciones son un pacto o un acuerdo, el cual se formaliza entre las parejas que buscan contraer la unión denominada “Matrimonio”, siendo esta configura considerada como una de las formas de constituir familia y con ello permitiendo del reconocimiento a parejas que se encuentran como compañeros permanentes o en unión marital de hecho, es así como este contrato solemne concede a los cónyuges deberes y derechos recíprocos. De conformidad con lo establecido en el artículo 113 del Código Civil, el cual establece que dada su naturaleza de bilateral, solemne, puro, simple y de trato sucesivo.
Por ello, al ser un acuerdo entre los cónyuges, es necesario agotar un proceso, las formalidades especiales que indica la norma para nacer a la vida jurídica y que sea válido. El proceso se resume en un mutuo acuerdo al suscribir una escritura pública ante un notario, el cual dará fe de los bienes incluidos o excluidos antes de contraer el vínculo matrimonial, documento que no puede dar mala fe ni ir en contravía a la legislación que lo regula.
La importancia de pactar las capitulaciones es manifestar por escrito con plena voluntad y consentimiento, mediante una escritura pública, con antelación al inicio y al finalizar la sociedad, cómo se van a administrar los bienes en la unión. Teniendo la finalidad de determinar los bienes que van a contribuir, detallar las donaciones o concesiones que quieren que realicen y contemplar la facultad que se les va a otorgar en la administración de sus bienes. Ya celebrada la unión de los contrayentes, no existirá nulidad alguna y/o alteración, ni por medio de voluntad, ni consentimiento de los contrayentes, ni de un tercero.
