Las empresas privadas colombianas participaron activamente en la COP16, celebrada en territorio colombiano. En este evento, el Gobierno Nacional, junto con las principales empresas del país, discutieron los avances en la diversificación económica y su enfoque hacia la transición hacia un mercado más sostenible y ambientalmente responsable.
Durante el encuentro, se destacó la relación intrínseca entre la economía y el medio ambiente, subrayando la necesidad de superar posturas que habitualmente han enfrentado estos dos conceptos. Se enfatizó en la simbiosis que debe existir entre ambos para lograr un desarrollo equilibrado y sostenible.
Es imprescindible que todas las empresas que operan en Colombia comprendan que, al igual que el desarrollo económico es vital para la sociedad, también lo es el desarrollo sostenible. Este concepto implica la explotación racional de los recursos naturales, evitando la depredación que históricamente ha caracterizado al sistema capitalista. En otras palabras, se trata de alcanzar el progreso económico sin destruir la biodiversidad ni el entorno natural.
En este contexto, el Centro de Estudios Socio Jurídicos de Justicia, publicó un artículo en el que hace un llamado a la conciencia ambiental de las empresas colombianas. Este documento resalta los beneficios financieros disponibles para aquellas compañías que priorizan el cuidado del medio ambiente. Entre las iniciativas destacadas se encuentra la emisión y oferta pública del primer bono ordinario de biodiversidad, cuyo objetivo es financiar o refinanciar proyectos y activos que generen impactos positivos en la naturaleza. Ejemplos de estas actividades incluyen la gestión sostenible del agua, la energía renovable y la producción agrícola sostenible.
Además, el artículo menciona los llamados «créditos de biodiversidad», que funcionan como títulos valores mediante los cuales el comprador financia la conservación o restauración de áreas de importancia ambiental.
En conclusión, el paradigma económico extractivista está evolucionando hacia un modelo que no solo reconoce la importancia de proteger los recursos naturales, sino que también ofrece amplios beneficios a las empresas que adoptan prácticas sostenibles o exploran nuevos nichos de mercado más respetuosos con el medio ambiente. Desde el Centro Jurídico Internacional se hace un llamado a las empresas para que analicen las oportunidades económicas y sociales que conllevan la conservación ambiental, demostrando que es posible avanzar en el desarrollo económico sin comprometer el futuro del planeta.